lunes, 6 de junio de 2011

La cuidad de la Experiencia : "La cuidad mareante"





Nos movemos y recorremos la cuidad a diario pero no nos detenemos a mirar lo que nos rodea, por lo que no percibimos los cambios que ocurre en ella. Estamos frente a una cuidad comprimida en donde la arquitectura ya no nos sirve para orientarnos.  Si bien recorrimos las mismas calles y los mismos lugares que existían hace más de cuarenta años, ya no son lo mismo, esto se debe a que todas aquellas arquitecturas monumentales, ya no se perciben,  produciendo que la cuidad pierda su espacialidad.
La cuidad se ve consumida por edificios altísimos  y producto de las publicidades nuestra visión está limitada  a cierta altura impidiéndonos apreciar la arquitectura que nos rodea.
La conexión que se logra con el recorrido y la cuidad de la experiencia, es levantar el horizonte y comenzar a fijarse en aquellos pequeños detalles presentes en aquellos antiguos edificios. El simple hecho de mirar hacia arriba y descubrir que nos encontramos dentro de un tubo “mareante” y ruidoso, el cual no deja de elevarse más y más.

La arquitectura es la forma más sencilla de articular el tiempo y el espacio, de modular la realidad, de hacer soñar. No sólo es una articulación y una modulación plásticas, que son la expresión de una belleza pasajera, sino también una modulación influencial. (Gilles, 2007., p.12)




La cuidad "mareante"

La mente es lo que es anestesiado a través de los shocks continuos de la existencia contemporánea []... Para Benjamin, ciertamente, es el shock lo que subyace en el corazón de la existencia moderna, donde la tecnología no sólo crea ambientes radicalmente diferentes del anterior, sino que también condiciona el comportamiento humano. (Leach , s.f., pp. 72-73).



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